PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE

PARA EL ESTUDIO, COMPRENSIÓN Y DIVULGACIÓN DEL CONOCIMIENTO ESPIRITUAL Y LOS PROCESOS DE LA MUERTE
¿DÓNDE ESTÁ LA VERDAD SINO EN TU PROPIO CORAZÓN?

jueves, 28 de octubre de 2010

DUELO EN EL ADOLESCENTE

La adolescencia suele ser ya una etapa difícil

El duelo en el adolescente, al igual que ocurre en los adultos, tendrá una intensidad mayor o menor dependiendo del grado de intimidad y vinculación con la persona fallecida, el tipo de relación que existía entre ambos y las circunstancias de la muerte.

También es verdad que los cambios y características propios de la edad hacen que éstos puedan reaccionar de manera diferente a los adultos. Si por ejemplo, son ya habitualmente tendentes a la rebeldía y la emotividad, pueden vivir la experiencia de la muerte de forma más impetuosa. Por otro lado, si la muerte es ya en si misma un tabú entre los adultos, suele ser mucho mayor en la adolescencia, donde además existe per se una negación de la muerte y un sentimiento fuerte de invulnerabilidad.

El adolescente tiene que hacer frente a la pérdida de un ser querido, al mismo tiempo que hace frente a todos los cambios, dificultades y conflictos propios de su edad. Aunque exteriormente parezca ya un adulto, el desarrollo del cuerpo no va siempre a la par con la madurez afectiva. Es por eso que puede necesitar mucho apoyo, comprensión y afecto para emprender el doloroso y difícil proceso de duelo.
Intentan o aparentan ser fuertes

Muchas veces el adolescente, aunque sufra intensas emociones, no las comparte con nadie. Posiblemente porque se siente de alguna manera, presionado a comportarse como si se las arreglara mejor de lo que realmente lo hace. Después del fallecimiento de su padre, su madre o de su hermano/a, se le puede pedir "ser fuerte" y "mantener el tipo" delante del otro padre o de los hermanos más pequeños. Se espera que sostenga a otros, cuando no sabe si será capaz de sobrevivir a su propio dolor.


Aunque no lo demuestren, es natural que el adolescente sienta mucha rabia, miedo, impotencia... y que se pregunte el por qué y para qué vivir. Los adolescentes perciben la muerte como algo que les hace "diferentes" y temen, que si expresan su dolor públicamente, pueda interpretarse como una señal de debilidad.


Otras veces pueden reaccionar con una aparente indiferencia, que no es más que su manera de defenderse de los sentimientos abandono. Esta indiferencia no significa que no les importa y debemos evitar culpabilizarles por su actitud. Este tipo de conflictos puede tener como resultado que el adolescente termine por renunciar a vivir su propio duelo (duelo aplazado o congelado).


Puede faltarles ayuda

En el caso de fallecimiento del padre o de la madre, puede ocurrir que se preste más atención al padre que queda, que al adolescente. Este, en general, tenderá más al aislamiento que a compartir lo que siente, de ahí que podamos sacar la falsa impresión de que sufre menos.


Como hemos mencionado antes, es frecuente que se espere del adolescente que sea adulto y se haga cargo de cuidar y ayudar al resto de la familia, sobretodo al padre o madre sobreviviente o a los hermanos más pequeños.


La manera de reaccionar de los adultos puede tener también una gran influencia en las reacciones del adolescente frente a la muerte. Es frecuente que los adultos no quieran hablar por miedo a contagiarles su dolor, pero la realidad a veces muy simple: aunque queramos protegerlos, los adolescentes están viviendo su duelo y les duele.


Podríamos esperar que buscaran y encontraran entonces alivio y ayuda en sus amigos, pero cuando se trata de la muerte, salvo que se haya vivido una situación similar, los amigos se sienten impotentes. Los amigos, compañeros normalmente no saben como ayudar, no saben que decir o que hacer, tienen miedo a mencionar el tema y hacerles sufrir más... Esto puede ser interpretado por el adolescente como falta de interés y favorecer más si cabe su aislamiento.


Puede haber conflictos de relación previos al fallecimiento

El esfuerzo del adolescente para ser cada vez más independiente de sus padres, suele acompañarse de conflictos y problemas en la relación.


Atravesar por un periodo de desvalorización de su familia es una forma normal, aunque difícil, de ir separándose de ellos. Si su padre o su madre fallecen mientras está alejándose física y emocionalmente de ellos, puede experimentar un gran sentimiento de culpa. Aunque la necesidad de separarse es perfectamente natural, esta experiencia puede hacer el proceso de duelo más complicado e interrumpirse su camino natural de emancipación.


Si la muerte ocurre en el seno de la familia, es aconsejable discutir abiertamente y cuanto antes con el adolescente los cambios en la forma de vida y en los roles de cada miembro. Con esto podemos evitar que el adolescente tienda a querer reemplazar al fallecido. Sería el caso, por ejemplo, de la hija mayor que adopta el papel de la madre fallecida y cuida de su padre y sus hermanos como lo hacía ésta.
Es necesario ocuparse del dolor de los adolescentes

En el caso de fallecimiento de uno de los padres, es posible que el que queda no esté en condiciones, al menos durante un tiempo, de ocuparse del dolor de sus hijos. Es el momento en que el entorno del adolescente (abuelos, amigos, profesores, vecinos...) deberían tomar el relevo y jugar un papel que puede ser crucial. Hay que tener en cuenta también que la adolescencia es una etapa en la que, como hemos dicho, el joven inicia, dentro de su proceso de maduración, la separación de su familia. Esto puede explicar, y hay que tenerlo en cuenta, porque puede rechazar la ayuda de personas de la familia más cercana.


Cómo hablar con ellos


Lo mejor es interesarse y preguntar abiertamente y con naturalidad: ¿Tienes mucha pena? o ¿Le echas mucho de menos? Es importante permitir y aceptar sus emociones, decirles que no hay nada malo en estar tristes y hablar de ello.


Pero de nada servirán estos buenos consejos si nosotros mismos no somos capaces, a su vez, de manifestar delante de ellos nuestro propio dolor y tristeza: a mi también me da mucha pena y estoy pasándolo mal. Así les demostramos que les queremos, que nos preocupan y eso facilita que hablen, que expresen su dolor, que se desahoguen y en definitiva que se sientan acompañados.


Signos que indican que un adolescente necesita más ayuda


Como hemos visto, son varios los motivos que determinan que el duelo en el adolescente sea más difícil. Algunos adolescentes pueden mostrar un comportamiento inadecuado o preocupante que puede alarmar a su familia.


Vigilar los siguientes comportamientos:
- Negación del dolor y alardes de fuerza y madurez


-Síntomas de depresión, dificultades para dormir, impaciencia, baja autoestima.


- Fracaso escolar o indiferencia hacia las actividades extraescolares.


- Deterioro de las relaciones familiares o con los amigos.


- Mencionar el suicidio como posibilidad de reencuentro con la persona fallecida.


- Conductas de riesgo: abuso del alcohol y otras drogas, peleas, relaciones sexuales sin medidas preventivas…

La presencia prolongada de alguno o varios de estos signos pueden indicar la necesidad de pedir ayuda profesional que valore su situación, facilite la aceptación de la muerte y asesore al adolescente y su familia en el proceso de duelo.

martes, 26 de octubre de 2010

EL NIÑO ANTE LA MUERTE: ¿CÓMO LE EXPLICAMOS LO QUE SUCEDIÓ?


El concepto de muerte es abstracto y complejo, de ahí que la forma para abordarlo y para su comprensión depende de aspectos tales como

• la edad
• la cultura
• la educación
• la sociedad
• y la religión.

Asimismo se encuentran implicados aspectos emocionales no sólo para los niños y adolescentes, sino para los adultos.

La realidad de la muerte de un ser querido es difícil de aceptar no sólo para el niño sino para un adolescente y un adulto. En un niño puede existir aún un pensamiento mágico y egocéntrico que intente explicar la pérdida, por lo que en ocasiones el niño puede pensar que debido a algo que él hizo, este ser querido murió.

¿A qué edad puede comprender un niño qué es la muerte ?

Un niño menor de 5 años, aún no entiende tres componentes fundamentales de la muerte que son:

• La muerte es irreversible, definitiva y permanente.
• La caracteriza por la ausencia de las funciones vitales.
• La muerte es universal (todos debemos morir).

Es por ello que consideran a la muerte un estado temporal como el dormir o marcharse, que aún pueden escucharnos o vernos o bien que ellos o sus padres nunca van a morir.

Se considera que alrededor de los 5-7 años se establece el concepto de muerte, aunque aún “rudimentario”. En general tanto los niños como de edad preescolar y escolar necesitan que se les participe del problema brindándoles información correcta y sencilla, que deberá ser acompañada de apoyo emocional, tal como seguridad y comprensión para afrontar la pérdida.

Nuestro hijo comenzará a utilizar la palabra muerte, muerto, matar, murió, etc., bastante antes de comprender el sentido del concepto. Un niño que juega con su revólver puede imitar a otro repitiendo : “Te mataré, bang”. Otras veces dirá “ahora te toca a vos matarme”.


Estará utilizando esas palabras simplemente para describir un juego. Carece del concepto de muerte o e matar antes de los dos años y medio.

Aún entonces, la muerte sólo cobra significado para él si alguien a quien conoció, alguien que “estaba ahí”, de pronto desaparece. No determina una gran diferencia el hecho que se trate de una vecina, un perro o un tío. Aun cuando un niño tenga tres o cuatro años es habitual que tome conciencia de la muerte un día específico en el que alguien muere.


Es entonces cuando por primera vez toma conciencia del concepto de muerte y reacciona. Por lo común, su reacción se expresa a través de una serie de preguntas.

• ¿qué quiere decir “muerto” ?
• ¿por qué el doctor no puede arreglarlo ?
• ¿Dónde se fue la tía Mariela cuando murió?
• ¿dónde está ahora ?
• ¿cómo llegó allí ?
• ¿podés hacer que viva de nuevo ?
• ¿cuando morirás ?
• ¿cuándo moriré yo?

La curiosidad de nuestros hijos acerca de la muerte es un problema que resulta difícil de manejar ya que el niño está tratando de comprender un concepto abstracto en términos muy concretos. Quiere saber cosas específicas acerca de la muerte. Cuando le contestamos, las respuestas lo ponen muy ansioso porque todos los pequeños, normalmente egocéntricos, están preocupados por el tema en relación con su propia persona.

Es mejor responder las preguntas de los niños y no evitarlas.

Les cuesta comprender el hecho que alguien pueda hacer cosas y de pronto no hacerlas nunca más.

Otra manera de responder el tema de la muerte podría ser así :

El abuelo Coco no podrá hacer cosas nunca más, porque se termino y no lo podrán arreglar. Ni siquiera del doctor lo puedo arreglar de nuevo.

Recordemos decirle que todos nos sentimos tristes, porque el abuelo murió, ya que lo extrañaremos mucho. Es adecuado expresar nuestra aflicción en ese momento, especialmente si la persona es muy allegada. Es beneficioso que el niño comprenda el dolor y pueda expresarlo en el momento adecuado.


Si nuestro hijo nos ve apenados, eso le ayudará a valorar la vida. Si hablamos de la muerte sin expresar pena podemos estar transmitiéndole al niño la idea de que la persona muerta no sólo era insignificante sino que tampoco será extrañada.

Debe saber también que es importante expresar pena simplemente es una reacción sana ante la muerte.

Recordemos que cuando nuestro hijo se enfrenta por primera vez a la idea de la muerte está preocupado por la posible muerte de sus propios padres.


Teme ser dejado solo. Si nos pregunta ¿cuándo morirás ? lo más apropiado es responder “No moriré hasta dentro de mucho, mucho, mucho, mucho … mucho tiempo. Para dar al niño la idea de que nuestra muerte no está prevista para un futuro inmediato. Advirtamos que no negamos que ocurrirá.


Cuando nos pregunte cuándo morirá él, no le podemos negar puesto que se trata de un hecho indiscutible, pero cuando el mismo argumento diremos que de que no morirá por un largo, largo período de tiempo.


Si tenemos creencias religiosas nos pueden servir para manejar las preguntas desde ese lugar.

sábado, 23 de octubre de 2010

LA MUERTE DE UN NIÑO (3)

ESTA ES UNA EXPERIENCIA REAL:

Llego a urgencias el viernes por la tarde sobre las 7 mas o menos, y había un montón de chicas, de las veces que he tenido que ir, era la que mas gente había con diferencia, creo que eso tb ha tenido que ver.


Después de una hora más o menos esperando, creo que fue algo mas, entro en la consulta, me exploran con los dedos y me dicen que el cuello se ha modificado pero que todavía no estoy de parto. Me hacen una eco, miran el corazón de mi niño, todo perfecto, me pasan a las correas para ver las contracciones. Yo oigo el corazón de mi niño y primera cosa que me choca.

Yo ya había estado antes en las correas y oído el corazón de mi niño, y siempre es mas o menos constante. Pues bien ese día no lo oía igual, y en el aparato donde te miden las contracciones venían las pulsaciones de mi niño e iban de 70 a 156, por ejemplo, 70-85-140-156, así contando más o menos como tardas en decirlo. Como no me parecía normal se lo pregunte a la matrona, a lo que me respondió no solo es normal, sino que es bueno que vaya así. Si a ti una matrona te dice eso, y además con la seguridad que ella lo dijo, no te queda mas que creértelo y yo me lo creí, ahora YO Creo que no es normal pero no lo sabré hasta tener todos los resultados.

Me tuvieron unos 15 min. y me echaron: había gente esperando a las correas. Y me dijeron, si sangras como una regla, rompes la bolsa, las contracciones las tienes cada 5 min. o no sientes a tu niño, entonces vuelves. Cuando dijo “o no sientes a tu niño”, me dio mu mal cuerpo, eso era la primera vez que me lo decían en la SS.

Me fui a mi casa, hice reposo relativo que es lo que me dijeron que hiciera, me acosté y mi niño empezó a dar vueltas como siempre que me acostaba. Al día siguiente sábado 12 de noviembre, seguí con el reposo, y por la noche vinieron unas amigas mías a las que no veía hacia tiempo, y nos fuimos a cenar a un bar al lado de mi casa. Cenamos estupendamente, y al final de la cena, mi niño me dio una patada muy rara, que me dejo preocupada, y desde ahí ya sabía que algo no marchaba bien. Llegamos a casa, y me acosté rápidamente para poder sentirlo, como siempre en cuanto me acostaba.

Pero no se movía, pensé que debía ser que estuviera dormido, me puse de 20 posturas pero no se movía, me tire toda la noche en vela, y cuando caía rendida lo único que soñaba era que se había movido, entonces me despertaba y sabía que no había sido así. Yo intentaba pensar que no era posible que le hubiera pasado nada, ahora no, tan grande no podía ser, no después de haberme pasado todo el embarazo sin querer creérmelo, no, cuando por fin pensé que todo saldría bien. No podía pasarle nada a mi niño, por mí, por mi marido y por mi hermana, no podía ser que después de lo que había pasado la pobre también tuviera que pasar por esto.

Tanto intentaba convencerme que no fui inmediatamente a urgencias, pensé que estaba dormido y ya esta, a veces incluso estaba segura de que se había movido. Pero cuando me acosté a la siesta, y empecé a intentar moverme la barriga para ver si se movía y mi barriga se movía al compás que yo la empujaba, ahí supe con certeza que mi niño estaba muerto. Lo normal era que cuando estaba boca arriba, y quería sentir a mi niño me empujaba por la parte del ombligo, que es donde tenia el culete, y el movía las manos o los pies pero el culete siempre quedaba en el mismo sitio como un bulto duro. Pero el domingo no, el domingo se movía para donde yo lo empujase.

Domingo 13 de noviembre por la tarde noche. Mi marido había estado pintando un cuarto para meter las cosas que teníamos que sacar del cuarto de mi niño, y estaba reventado, así que como se había quedado dormido en el sofá decidí no despertarle e irme sola a urgencias, porque aunque lo sabia, seguía haciéndome a la idea de que cuando llegara a urgencias me iban a decir que todo iba bien. Menos mal que mi marido se despertó y vino conmigo si no creo que me hubiera muerto cuando me lo dijeron.

Llegamos a urgencias, y cuando me pregunto una matrona que pasaba y le dije que no me sentía al niño, en seguida me pregunto ¿es el primero? Como odio a los médicos de esa clase. Me dijo que me pasara directamente a las correas en tono, las primerizas tan tontas todas en cuanto me tumbe y antes casi de pegarme el dispositivo del corazón del bebe en mi barriga ya me soltó un ves, ahí esta el corazón. Y ahí se quedo, porque cuando pego el dispositivo vio que no había latido. A la vez entraba otra medico (gracias a dios) y me paso al ecógrafo.

Que sensación tan mala por favor, cuando ves que todo el mundo lo sabe incluso tu, pero nadie se atreve a decir nada. Mi niño no se movía, pero aun así llamaron a otro medico, curiosamente el mismo que casi dos años antes me había dicho que mi otro embarazo era un huevo huero. Me llevaron a otra sala donde había un doppler, todo esto sin decirme ni frío ni caliente, nada, en el transcurso de una sala a otra rompí a llorar, esperando que todo fuera una pesadilla.

Llegamos a la sala del doppler, y después de unos largos 15 minutos, supongo yo que pasaron, me dijeron que no había latido, en ese momento se acerco mi marido a mi, y le dije que me dejara en paz (me arrepiento mucho de ello pero creo que en ese momento se me permite) No estoy muy segura de lo que paso después de eso, solo se que odiaba a todo el mundo, y que me quería morir, a la vez que pensaba que era una pesadilla.

Creo que el viernes estaba de parto, y que no lo supieron ver, y creo que por eso se murió mi niño, de agotamiento de querer salir y no poder. A la medida que ha costado que dilatara después para el parto, creo que me deberían haber dejado mas tiempo en las correas y creo que el pulso de mi hijo no estaba bien. Pero todo eso, no lo se seguro y la verdad ya poco importa quien tuviera la culpa, porque la verdad es que lo único que quiero es mi hijo en mis brazos, y eso ya no me lo puede dar nadie.

Hasta ahora lo único que se es que la anatomía patológica de mi niño es normal, y unos análisis en busca de unos anticuerpos extraños, que no me han dicho cuales son, que puede que pudieran ocasionar la muerte de mi niño, y que además si fueran positivos no podría tener más hijos, han salido negativos. O sea que por ahora todo es normal y no hay causa, la semana que viene tengo que ir a hablar con el medico que me atendió mientras estuve ingresada para que me lo aclare todo ya que eso solo me lo han dicho por teléfono.

Y eso es solo lo que se por ahora, eso y que no tengo a mi hijo.

Besos a todas, y no dejéis que nadie os diga que como sois primerizas no sabéis lo que decís. Cuando notéis algo, id a ver que pasa. Que para eso están los médicos, y para eso les pagamos.


(LA TRANSCRIPCIÓN ES LITERAL NO SE HA CORREGIDO NADA)

ES UNA COLABORACIÓN DE: M. S. R.

martes, 19 de octubre de 2010

LA MUERTE DE UN NIÑO (2)

REFLEXIÓN ANÓNIMA SOBRE LA MUERTE DE UNA NIÑA:

Una noticia desoladora apareció hoy en el diario. Una niña de 2 años y medio fue arrollada por un coche en la puerta del garaje de su casa. Su cuerpecito quedó destrozado en la vereda. Lo que más me ha conmovido es que aquella niña era compañera de aula de mi sobrino.

La recuerdo vagamente, era la más chiquitita de toda la escuela, usaba tirantes pues de otro modo su faldita de tablones se le caería. Recuerdo a su padre esperándola en la puerta de la escuela, mientras ella corría a su encuentro. La recuerdo de lejos pero no puedo contener las lágrimas.

¿Por qué muere un niño de una forma tan absurda? ¿Porque apenas al abrir los ojos al mundo tiene que suceder?

No me puedo imaginar la magnitud del dolor de aquella madre. Esa pena debe de ser inconmensurable, la impotencia, la frustración, el ver los trazos que apenas estaba aprendiendo a hacer, sus muñecas, su cama vacía…

Más tarde, una predicadora en el bus pregonaba a viva voz: “El Señor da larga vida a quienes siguen su palabra”. Quise pararme y arrancarle la Biblia de las manos. ¡¡Sacar las palabras de contexto para demagógicamente ofrecer una vida larga a cambio de una bendición y, como no, unos caramelos que vendía, más la promesa de “larga vida”!!.

Según esa lógica rudimentaria, si me hago bendecir, me garantizo una larga vida a mi, a mis hijos, viviré como Matusalén y seré invulnerable a los carros y al cancer al pulmon.

Hablar de Dios para vender caramelos , panfletos, pedir limosnas u ofrendas para construir templos, a cambio de “parar de sufrir” equivale a una prostitución sacra. No creo que Dios esté tras esas sucias transacciones.

Ahora, aquella niña “es un angelito”. O sea, mientras vivió, ¿no lo era de cierta manera? Todos lo somos.

Cuando tenemos esa inocencia somos ángeles creadores, clarividentes, limpios de corazón. Es la vida la que nos va “manchando”. Y nuestra condición de humanos que nos va dominando.

Dudo que Dios sea un ente vengativo, que castiga a aquella madre arrancándole el fruto de sus entrañas, por muy pecadora que haya sido.

sábado, 16 de octubre de 2010

CUANDO MUERE UN NIÑO: UNA GUÍA PARA FAMILIA Y AMIGOS


Estas palabras conmovedoras vienen de la obra Lifetimes: The Beautiful Way to Explain Death to Children. (Vidas: La Forma Hermosa para Explicar la Muerte a Los Niños), porBryan Mellonie y Robert Ingpen.


Es un libro grato que ofrece a los padres y a los niños una sabiduría simple: que aunque los finales son una parte natural de la vida, a veces las cosas se complican por enfermedad o accidente, que pueden hacer que una vida termine más pronto. Las plantas, las criaturas, y sí, hasta los niños, pueden morirse.

No importa lo largo de la enfermedad, o de la vida de un niño, su vida es única; merecedora de honor y celebración, aún si la muerte haya llegado temprano. Desgraciadamente, los padres que han perdido a un hijo a veces se encuentran aislados, porque los amigos pueden encontrarse sin poder manejar bien su pena y tristeza, o lade los padres del niño fallecido.

Usted quiere ayudar, pero ¿cómo? Durante este tiempo de aflicción, hay varias cosas que se puede hacer para ayudar a la familia de un niño fallecido.

• Escuche. Haga un ambiente de comodidad y seguridad para que los amigos expresen su tristeza. Es un gran regalo escuchar, sin juzgar, y sin intentar aliviar el dolor.

• Pronuncie, en voz alta, el nombre del niño fallecido – a los padres afligidos, les reconforta oír el nombre de su niño, y saber que lo recuerdan y que lo echan de menos.

• Es importante para los padres, el resto de la familia – y para usted – que usted les deje saber por medio de las palabras, o las acciones, que usted estará presente para ellos durante este tiempo tan difícil. No deje que el miedo de decir o hacer algo inapropiado le quite del lado de su amigo afligida.

• Sea paciente. Recuerde que la aflicción no tiene horario. Los que han perdido a un hijo suelen volver a sentir su pérdida y su aflicción a través de un largo tiempo.

• Comparta memorias, e historias. Deje que su amiga le guíe. Por ejemplo, se le puede decir, “Tengo una memoria maravillosa de su hijo. ¿Es ahora un buen momento para comentártelo? O ¿Es mejor esperar para otro rato?”

• Evite hablarle a su amiga de lo que “debe” sentir, o lo que “debe” hacer. No ayuda comentar de lo que “debe” estar haciendo un padre o una madre afligida. “Debes tratar de salir más,” “Debes tratar de comer más,” “Debes acercarte a la iglesia más,” “Debes leer esto,” o “Debes venir a verme” – este tipo de sugerencia no ayuda a la persona que ha perdido a su hijo.

• Abre la puerta al silencio. La capacidad de estar callado, y estar simplemente presente, no más, con su amigo, es muy reconfortante durante los tiempos de tristeza.

• Desgraciadamente, el mundo “de afuera” suele volver a sus rutinas rápidamente, y de forma muy distinta a los padres de un niño fallecido, que se ajustan a su tiempo.
Es importante que la comunidad haga sistemas de apoyo para los padres afligidos, y para sus familias, mientras ellos lentamente se reconectan con la vida alrededor, de forma nueva

jueves, 14 de octubre de 2010

EXPERIENCIAS QUE NOS HACEN CRECER

Siempre se ha dicho que la muerte es lo único que iguala a los seres humanos. Pero no estoy segura de que las personas, llegado el momento, tengamos un nivel de conciencia que nos permita percatarnos de ello.

Ahora bien: mi experiencia reciente, que con toda sencillez me apetece compartir, me habla de otros momentos en los que realmente el ser humano es consciente de esa realidad.


Cuando uno entra en un Hospital, deja en la puerta su condición social, su poder adquisitivo, y cualquier otro tipo de escalón en que la vida te ha ido colocando.


Da igual que hayas entrado con la lencería más fina o el neceser repleto de los productos de aseo y cosmética más selectos: El mismo juego de bata, zapatillas y gorro de usar y tirar, te colocan a la espera del turno para bajar a quirófano. Y ahí entra en escena algo grande para el corazón humano: La Humildad, el abandono confiado en un equipo sanitario, desconocido en su mayoría para cualquier paciente.


En los escasos instantes que dedicas a analizar tu sentimiento, adviertes el inmenso amor hacia tu familia, que sabes te espera. La evidencia de que alguien te espera a la salida de quirófano, hace que te sientas un ser afortunado. Al menos, tienes unos segundos para pensar en aquellas personas, tan dignas como tú, a las que solo les espera la soledad a los pies de la cama.


Lo que bien se aprende es muy difícil de olvidar. Esta vivencia ha afianzado en mí la convicción de que siempre debe prevalecer lo profundo frente a las apariencias. Que los maquillajes solo sirven para eso, para maquillar la realidad. Que la familia que la vida te ha dado es un anclaje fuerte en los momentos delicados.


Y dedico una línea especial a esos instantes en que contemplo a mis hijas en su papel de madres de su madre: Un inmenso regalo lleno de ternura, porque me viene el recuerdo de aquellos en que yo fui madre de la mía. No creo que haya una cadena de AMOR que se le compare.


Agradezco mucho a los que, con su testimonio, me han enseñado a sacar lo bueno de la vida. Por ello le doy valor a mi tiempo de convalecencia, dedicado a leer, a escribir… a todas esas aficiones que la vida laboral te obliga a tener aparcadas. Incluso a perder el tiempo.


Pero, sobre todo, ha calado en mí la reflexión sobre esa otra realidad que se nos escapa bajo el paraguas de las prisas cotidianas. La realidad de lo que somos en esencia: unos seres humanos en manos de alguien si se presentan momentos de debilidad; dependientes los unos de los otros.


¡Qué esencial es trabajar desde dentro de nuestro corazón el abandono confiado en el semejante, en unos tiempos en que parece no estar de moda confiar en la buena fe de la gente! Y con igual intensidad, la predisposición a acoger así a los demás, como si la salud y la vida de ellos dependiera de nosotros…

lunes, 11 de octubre de 2010

NUESTRA ELECCIÓN A REENCARNAR


Escuchamos sobre el nuevo mundo que está naciendo y nos preguntamos qué más va a tener que transformarse antes de que podamos regresar a la esencia de vivir, a la vida misma.


Si hemos estado sentados, esperando a que los cambios terminen para poder regresar a la “normalidad” entonces estaremos en shock cuando nos demos cuenta de la verdad porque nunca fue, y nunca ha sido, un paradigma “normal” para el mundo.


Lo que percibíamos como normal solamente era un vistazo de lo que es y siempre ha sido un paradigma cambiante, una ilusión creada a través de los filtros y sistemas de creencias que tenemos individual y colectivamente.

No podemos regresar a algo que en realidad nunca existió, no importa cuánto queramos estar en ese momento en el que sentíamos que estábamos en control o sabíamos lo que iba a pasar después. Siempre hemos estado en el proceso de re-ordenar al mundo, de cambiar la ilusión para reflejar nuestros paradigmas energéticos ya que trabajábamos para cerrar los viejos ciclos energéticos y abrir nuevos.


La diferencia entre entonces y ahora es que esta vez estamos en control consciente del paradigma, simplemente tenemos que reconocerlo y usar nuestro poder para re-ordenar el mundo para que encajen estas nuevas energías.

El mundo siempre luce mejor desde la perspectiva del pasado, cuando pensamos en los “buenos y viejos días” cuando la vida era tranquila y predecible. Incluso si no era lo que queríamos o había problemas de poder y control, podíamos, hasta cierto punto, aceptar eso como inevitable.

Estábamos en la misma situación que muchos otros alrededor de nosotros y la miseria ama la compañía. Pero mientras hemos crecido en nuestra verdadera y divina naturaleza, encontramos inaceptables muchos aspectos de nuestra realidad actual, vemos los errores y desconexiones dentro de su estructura y la batalla entre el alma y el ego toma nuevos significados.

El alma nos exhorta a presionar hacia la reconexión y nuestro poder, el ego quiere retraerse y quedarse dentro de lo que conoce. Cuanto más nos resistimos más se desmantela nuestro mundo ya que todo lo que está fuera de integridad con nuestro poder se desconecta de nosotros y estamos, como muchos de nosotros hemos experimentado, mirando lo que solía ser nuestra vida, preguntándonos qué podemos rescatar de los escombros que dejó el terremoto.

Mientras que parece ser desastroso, este es nuestro punto de poder, en donde re-ordenamos nuestro mundo, para revisar cada pieza del rompecabezas, para usar lo que funcionará en nuestro nuevo mundo y liberará lo que no.

El aspecto más desafiante de este nuevo mundo es el conocimiento de que lo que sea que suceda a continuación es nuestra decisión. El mundo no va a decirnos qué hacer, eso es parte del viejo paradigma que acabamos de desmantelar. Nos hemos movido del destino a la creación, de seguir el conocido y muy andado camino a crear uno completamente nuevo. El nuevo mundo está esperando a que creemos realidades nuevas y satisfactorias que expresen el potencial de estas energías superiores.

Mientras que estamos por ahí nerviosos, esperando a que alguien nos avise que es seguro proceder, las energías construyen hasta que tenemos otra señal de que es tiempo que avancemos.

De hecho, necesitamos avanzar porque estas nuevas energías son muchas órdenes de magnitud más rápida y más responsiva de cualquier cosa que hayamos conocido. Así que no tenemos que esperar meses o años para que las cosas se manifiesten, porque sucederá en semanas, días o antes. Pero mientras que responde rápidamente, esta energía no siempre responde de las formas en que anticipamos. Debemos ser claros con nuestra intención y en integridad energéticamente hablando con lo que deseamos manifestar.

Así que pedir por algo sin tener las creencias y la intención que lo apoye simplemente no funcionará. Lo que crearemos nos mostrará en donde carecemos de fe, claridad e integridad. No hay un intermedio con esta energía, estamos a su nivel o no y los resultados nos mostrarán en donde necesitamos hacer correcciones.
Antes de este tiempo, comenzamos cada vida en una vibración energética de una vida que dejamos atrás. Es por esto que pasamos mucho tiempo en las energías de nuestros grupos de alma, trabajando a través de lecciones que hemos repetido antes muchas veces. Esta energía comienza a un nivel que está mucho más allá del karma, de la sanación y de las lecciones de vida pasada. Hemos estado esperando y deseando una nueva realidad y aquí está. ¿Nos hemos acostumbrado tanto a esperar que no sabemos qué hacer ahora que hemos llegado? ¿Tenemos miedo que una vez que demos el primer paso, nadie esté ahí para saludarnos o para seguirnos a nuestro nuevo mundo?

Mientras que creemos que necesitamos la guía de los demás y una presencia de apoyo, podemos hacer este viaje solos. De hecho, siempre hemos estado en un viaje individual, sin importar cuántas personas hubo en nuestra vida. Uno en el que quizá hemos estado tan relacionados en la energía de unos con otros que sentimos que su vida era también la nuestra, pero cuando re-ordenamos nuestras vidas y recuperamos nuestro poder, nos damos cuenta de cuán dispersa y difusa ha estado nuestra energía. Entonces vemos la pequeña porción de nuestra energía que hemos estado usando para nosotros y lo mucho que hemos estado dando a todos los demás.

El re-ordenar el mundo comienza con nosotros, el cómo elegimos usar nuestra energía, aceptar nuestro poder y conscientemente crear la vida y el mundo que deseamos tener.

Re-ordenar el mundo tiene poco que ver con la destrucción y todo que ver con mover energía, reclamar nuestros recursos y recordar quien crea la realidad en desarrollo que es la expresión de nuestro potencial.

viernes, 8 de octubre de 2010

DUELO POR LA MUERTE DE UN NIÑO


Un rey se escondió para observar a sus trabajadores en el viñedo, y vio que uno de ellos laboraba con mayor dedicación y eficacia que los demás. Al mediodía el rey llamó a este trabajador y en amistad lo llevó a su palacio.

Cuando el rey les pagó a sus trabajadores al final del día también le pagó al que había trabajado medio periodo. Los trabajadores reclamaron. El rey entonces explicó:
—En pocas horas él realizó mucho más que ustedes en todo un día.

La vida de un ser humano no debe ser medida por la cantidad de sus días en la tierra. Podrían ser medidas en la tarea realizada o tal vez en la huella que dejan en aquellos que sus vidas tocan. Una vida corta, una vida larga. ¿Cuál es la diferencia? Una vida llena de belleza.

Cuando un niño muere, los padres se lamentan y empiezan un proceso de duelo. Los padres afligidos experimentan muchos sentimientos: escepticismo, tristeza, soledad, temor, coraje, remordimiento, culpabilidad, desesperación y pérdida personal. Todos estos sentimientos son una parte de la reacción emocional llamada “pesar.”

A veces los sentimientos de pesar pueden ser tan intensos que los padres no entienden lo que está pasando y tienden a guardárselos dentro mientras otros pueden expresar su pesar fácil y abiertamente.

Aunque no hay ninguna “manera correcta” de sentir un duelo, muchos padres afligidos han encontrado que es útil tener algunos postes indicadores por el camino. Las pautas siguientes han sido preparadas por padres que han sufrido la muerte de un niño.

Los aspectos emocionales del dolor

• El dolor, junto con sus altibajos, dura más de lo que en general la sociedad reconoce. Sea paciente con usted mismo.
• El sufrimiento de cada persona es único. Usted y su cónyuge lo experimentarán, pero no tendrán la misma fuerza para soportarlo; es decir, reaccionarán diferente.
• El sentimiento de culpabilidad, ya sea real o imaginario, es parte normal de este doloroso proceso y puede expresarse en pensamientos tales como: “si yo hubiese…” o “si solamente…” etcétera. Exprese y comparta estos sentimientos y aprenda a perdonarse. La ira es otra reacción común. El enojo, al igual que la culpa, necesita expresarse y compartirse de una manera sana y aceptable

Los aspectos físicos del dolor

• Algunas reacciones físicas por la muerte de un hijo pueden ser pérdida o aumento de apetito, insomnio, dificultades sexuales, etcétera. Los padres, a veces pueden sentirse sin energía o incapaces de concentrarse. Es importante, durante este tiempo, que toda la familia tenga una dieta equilibrada ,descanso y ejercicio moderado.
• El llanto es aceptable y a la vez una expresión saludable de dolor por medio del cual se alivia la tensión nerviosa acumulada. Llore libremente hasta quedar satisfecho.
• Evite el uso de drogas o alcohol. Tome medicinas solamente en caso necesario y bajo supervisión médica. Algunas medicinas pueden crear dependencia; es decir, usted “sentirá” la necesidad de usarlas, y esto obstruye, demora o prolonga este periodo.
Decisiones
• Posponga decisiones importantes mientras sea posible (por ejemplo, cambio de domicilio, cambio de trabajo, etcétera) por lo menos por un año.
• Evite decisiones precipitadas acerca de los objetos de la persona fallecida. No permita que otros le apresuren o se posesionen de ellos. Usted lo puede hacer poco a poco cuando esté listo.

Los días especiales

• Los días de fiesta, cumpleaños o aniversarios de la persona fallecida pueden ser momentos de tensión. Considere los sentimientos de toda la familia al planear estos días. Tome tiempo para sus necesidades emocionales.
• Sus amigos y familiares no se sentirán cómodos en su presencia ya que ellos desean aliviar su dolor pero no saben cómo. Tome usted la iniciativa y enséñeles. Hábleles acerca de su familiar fallecido para que se den cuenta que el tema es apropiado.

Enfrentar el mañana

• Algunos padres piensan que ya no tienen por quien vivir y quisieran terminar con este gran dolor. Puede estar seguro que muchos padres se sienten de esta manera, pero el significado y propósito de la vida se pueden recuperar. El dolor disminuye poco a poco.
• La muerte de un hijo es a veces como un desafío a la fe o filosofía de la vida que los padres tienen. No se perturbe si usted se encuentra dudando de creencias antiguas, hable acerca de ellas. Para muchos, la fe ofrece la ayuda necesaria para aceptar lo inaceptable.
• Los padres afligidos y sus familias pueden encontrar consuelo y esperanza para el futuro cuando ellos reorganizan sus vidas de una manera positiva

miércoles, 6 de octubre de 2010

FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS Y MORALES DE LA REENCARNACIÓN



Más allá de lo que el entorno social y cultural va produciendo en cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida, hay sin lugar a dudas características propias que traemos al nacer.

Formas de reaccionar, carácter, inteligencia son marcadamente diferentes entre, incluso, los hermanos. O sea, nacidos con la misma herencia genética y con el mismo trasfondo social.

¿Por qué nacen seres dotados intelectualmente, con capacidades innatas, llamados muchas veces "niños prodigios" y otros con limitaciones profundas o discapacitados permanentes? ¿Qué hay de las diferencias entre el entorno social en el que observamos niños que nacen en un ámbito de miseria extrema, rodeados de situaciones de violencia física y mental, contrapuesto con niños que nacen en hogares normales, en los que se espera su llegada con amor?

Estos son sólo una muestra de los numerosos interrogantes que podemos hacernos y que nos hacen pensar en cómo funciona la justicia de Dios ante estas circunstancias.

La reencarnación y la ley de causas y efectos nos trae la respuesta.
Todos nosotros, al nacer, traemos una historia recorrida antes, que desemboca en la realidad de esta vida y lo que hagamos en esta vida tendrá sus consecuencias en la próxima y así en adelante elaboramos el progreso a través de las distintas experiencias que vamos aquilatando.

La ley de causas y efectos plantea que cada acto tiene su consecuencia, por ende vamos formando nuestro futuro con nuestros actos actuales y, muchas de las situaciones que vivimos en esta vida son la consecuencia de experiencias de vidas anteriores.

Desde esta perspectiva, nuestra visión se amplía y nos permite entender aquellas diferencias innatas de características y oportunidades que son moneda corriente en esta etapa del desarrollo humano.

Pero la filosofía reencarnacionista es explicativa de los fenómenos y no justificativa. Esto es, no debemos pensar que lo que les sucede a los seres que están pasando privaciones, dolores, es que simplemente están pagando deudas contraídas en otra vida y hay que dejarlos que así se cumpla.

Por el contrario, la ley de causas y efectos es una ley impulsiva de la acción, de la solidaridad y nos explica también que muchos seres pasan por situaciones de necesidad por diferentes motivos, pero que está en los hombres poder aliviar la pesada carga que llevan, así como desearíamos que otros lo hagan con nosotros en nuestra adversidad.

Así la reencarnación y la ley de causas y efectos vienen a traernos una visión abarcativa y optimista sobre la vida.

Abarcativa porque nos permite ver que nuestros esfuerzos, nuestros lazos familiares, nuestros afectos, perduran por sobre esta vida y prosiguen en otra existencia.

Optimista, porque aporta un mensaje idealista, nos permite entender más profundamente la justicia de Dios, y por ende trae un mensaje de confianza en el futuro, en la medida en que nos proyectemos con un sentido de progreso.

Entendiendo esa ley universal que nos dice:

“SE REGOGE LO QUE SE SIEMBRA”

lunes, 4 de octubre de 2010

PALABRAS, SENTIMIENTOS Y MALOS ENTENDIDOS


Sentimientos buenos,
sentimientos malos,
sentimientos absurdos que nos hacen daño,
sentimientos y palabras……
Cuan grande es el peso de las palabras ,
y a veces no nos percatamos.
Palabras que nos llenan de ilusión
o de desilusión…….
de alegría……..
o de pena……
de desconcierto …..
o de rabia…..
sólo son palabras….
pero palabras que llegan a otro corazón ,
corazón que aún pudiendo estar en sintonía
puede interpretarlas como no debía.
Todo cuanto decimos
tiene sus consecuencias
al igual que los actos
las palabras pueden hacer daño.
Como poderlo evitar?
Pongámonos siempre en su lugar…….
Nos gustaría que a nosotros nos lo dijeran
y de ese modo?
Lo interpretaríamos en ese sentido
o podríamos confundirlo?
Palabras que lastiman….
sentimientos heridos…
Todos tienen sus consecuencias…..
Palabras de cariño y ternura….
pueden ayudar a cambiar actos
a quienes de otro modo
quién sabe si hubieran llegado a comprender.
Palabras de comprensión….
de arrepentimiento….
de apoyo……
son suave bálsamo para un corazón herido…..
Palabras……..sentimientos…..
Van tan unidos!
Mi abuela me decía siempre
lo que no te gustaría para ti
no se lo hagas a los demás
y así no te equivocarás……
Sabias palabras de aquellos que nos precedieron
y nos amaron,
que deseaban para nosotros lo mejor,
un mundo mejor en el que vivir,
¿ pero que mundo podemos tener
cuando no somos capaces de comprender
el gran poder de las palabras,
de los actos y de sus consecuencias?
Y de los sentimientos que derivan de ellos….
Por eso amigos
usemos las palabras bien,
prestémosles atención,
antes de que lleguen a otro corazón….
Así no lo lastimaréis
y veréis como conseguimos
un mundo mejor,
de entendimientos y de comprensión
de sentimientos de unión
de felicidad, y de amor…..
Ayer alguien a quien amo
con sus palabras me lastimó,
fueron usadas sin mala fe….
sabía que eran broma…
Más tantas veces las repitió
que al final mi corazón las creyó….
Y cuánto dolió!
Cuando se lo hice saber
cambió inmediatamente de proceder,
me percaté enseguida de que se arrepentía,
pero yo había tardado tanto en hacérselo saber
que ya había penetrado ese dolor.
Tan culpable fui yo…….como el…
El por iterar esas palabras…
Yo por no hacérselo saber
en cuanto empezaron a doler….
Palabras ……sentimientos….
Malos entendidos….
Causas………producen efectos…..



ES UNA COLABORACIÓN DE J.B.




sábado, 2 de octubre de 2010

POEMA DEL HIJO AUESENTE


Al fin Madre, ha llegado la hora de que me vaya.
Me voy.


Cuando la oscuridad palidezca
y dé paso al alba solitaria,
cuando desde tu lecho tiendas los brazos hacia tu hijo,
yo te diré: “El niño ya no está”.

Me voy Madre. Me convertiré en un leve soplo de aire
y te acariciaré; cuando te bañes,
seré las pequeñas ondas del agua
y te cubriré incesantemente de besos.

Cuando en las noches de tormenta,
la lluvia susurre sobre las hojas,
oirás mis murmullos desde tu lecho,
y de pronto, con el relámpago,
mi risa cruzará tu ventana
y estallará en tu estancia.

Si no puedes dormirte hasta muy tarde,
pensando siempre en tu niño,
te cantaré desde las estrellas:
“Duerme, Madre, duerme”.

Me deslizaré a lo largo de los rayos de la luna,
hasta llegar a tu cama,
y me echaré sobre tu pecho mientras duermas.

Me convertiré en ensueño,
y por la estrecha rendija de tus párpados
descenderé hasta lo más profundo de tu reposo.

Te despertarás sobresaltada
y mientras miras a tu alrededor
huiré en un momento, como una libélula.

En la gran fiesta de Puja,
cuando los niños de los vecinos
vengan a jugar en nuestro jardín,
yo me convertiré en la música de las flautas
y palpitaré en tu corazón durante todo el día.

Llegará mi tía, cargada de regalos,
y te preguntará:
“Hermana, ¿donde está el niño?”
Y tú, madre, le contestarás dulcemente:
“Está en mis pupilas ,
está en mi cuerpo,
está en mi alma”.

Rabindranath TAGORE